El acompañamiento terapéutico es aquella actividad que realiza un profesional de la salud mental que está capacitado para integrarse en la vida diaria de un paciente. El acompañante básicamente intenta escuchar e impulsar al paciente a obtener su autonomía, para que en un futuro ya no necesite ser acompañado, sin que se olvide de la capacidad de sufrimiento, ni de las dificultades que enfrentó en cada evento de su vida.
Hay personas que suelen tener grandes dificultades para desenvolverse y llevar el peso de la vida día a día, actividades como ir a la universidad, ir al médico o inclusive planificar una diligencia o rutina diaria pueden convertirse en una auténtica tortura.
El acompañante es aquel que brinda su apoyo a un paciente por un espacio determinando de tiempo. Este funciona como un complemento de la salud de la persona que está bajo dicho tratamiento médico. Este experto puede asistir a personas que sufren trastornos del espectro autista, esquizofrenia, trastornos de desarrollo, psicosis y demás.
¿Por qué se realiza el acompañamiento terapéutico?
Como ya mencionamos, el acompañamiento terapéutico es un tratamiento que se realiza para poder facilitar a los pacientes una mayor autonomía en su vida diaria, poder ayudarle a mantenerse estable y que pueda reestablecer los vínculos afectivos y de comunicación con sus familiares, su entorno cercano, social o laboral. Esto se logra mediando, acompañando y previniendo las situaciones conflictivas en estos espacios donde se lleva a cabo su cotidianidad.
Uno de sus propósitos también es poder favorecer el apoyo que la familia les ofrece a estos pacientes y que puede ayudarlos a recuperarse efectivamente, esto además evita que los conflictos que presentan los pacientes se vuelvan crónicos o puedan provocar un estigma social, por la incapacidad de socializar.
La intención o mecanismo que aplicará un acompañante terapéutico varía con el paciente. En términos generales se puede decir que en algunas ocasiones el acompañante puede estar con el paciente para que este pueda realizar algunas actividades cotidianas, que, de no ser así, no podría realizar. Igualmente, es común que el terapeuta induzca a la persona para que no abandone el tratamiento, sobre todo en aquellos casos donde hay problemas psicológicos que puedan dificultar que las terapias avancen.
¿En qué consiste el acompañamiento terapéutico?
Un acompañante terapéutico se encarga de estimular la fuerza de voluntad de la persona que acompaña, y desde ese punto de partida, buscar una fuente de energía que le sirva para salir adelante. Este especialista genera un ambiente de confianza en sus pacientes, lo conoce, lo descubre y busca sentir empatía por su situación, aplicando mecanismos que le motiven a seguir adelante.
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Entre otras cosas, el acompañante terapéutico puede ayudar en estas tres cosas:
- Recibir apoyo emocional: Ante un trastorno que invalide al paciente, como la falta de movimiento en su cuerpo fruto de un accidente, es normal que la persona se sienta desanimada o reacia a recibir el tratamiento o realizar los ejercicios propios para su recuperación. Si nos imaginamos la vida de un atleta o una persona que es muy activa físicamente, podríamos entender lo difícil que sería su situación al verse incapacitado de realizar lo que tanto le gusta, y esto genera un impacto negativo no solo en su cuerpo, sino también en su mente. Para poder combatir este decaimiento en su estado de ánimo, y otras barreras que puedan presentarse, el impacto del acompañante terapéutico es esencial, pues ayudará al paciente a encontrar su fuerza interior y la fuerza de voluntad necesaria, que por consiguiente lo ayudará a sobreponerse y realizar lo necesario para poder recuperarse. Ahí radica la importancia de que el acompañante cree una relación empática con el paciente, ya que de esta forma podrá ayudarlo a encontrar su motivación interior para cumplir su tratamiento.
- Ayuda a crear los vínculos sociales del paciente: Otra de las grandes tareas que tiene un acompañante terapéutico es la de fomentar las relaciones sociales de sus pacientes. Para poder impulsarlo, puede apoyarse de varias herramientas, como animarlo a participar en tareas laborales, juegos, actividades sociales y que involucre varias personas, siempre brindándole su apoyo y compañía. Entre las consecuencias más comunes entre los trastornos de la personalidad y las enfermedades mentales es que quienes lo sufren suelen aislarse de su entorno y de la convivencia social, además de que suelen rechazar cualquier tipo de ayuda que les brinde cualquiera de sus cercanos. Es el deber del acompañante encontrar distintos mecanismos para desbloquear el mal humor del paciente para liberar en él la necesidad de acercarse a sus seres queridos e inclusive para que pueda iniciar nuevos lazos afectivos.
- Ayudarlo a encontrar su autonomía y mejorar su calidad de vida: En definitiva, podemos concluir que un acompañante sirve como columna y sostén de sus pacientes mientras estos están en su tratamiento. El propósito es que la persona que está siendo acompañada mejore la condición que le afecta y se convierta en lo más independiente y autónomo que pueda ser, reduciendo al mínimo sus limitaciones al explotar las capacidades de comunicación y socialización que irá adquiriendo.
Necesidades de tener un acompañante terapéutico
Aquí repasamos las distintas situaciones por las que una persona pueda necesitar un acompañante terapéutico:
- Si el paciente padece algún trastorno psicótico como la esquizofrenia, bipolaridad o paranoia.
- Si el paciente padece algún trastorno en el estado de ánimo como la depresión o decaimiento.
- Si el paciente padece algún trastorno en sus hábitos alimenticios como la anorexia o la bulimia.
- Si el paciente padece algún trastorno de dependencia a las drogas o alguna fobia o ansiedad.
- Si el paciente padece algún trastorno en su personalidad.
- Si el paciente padece o sufre de alguna alteración severa en la conducta durante la infancia.