Podríamos apuntar desde un principio las siguientes razones básicas:
- Los niños necesitan una atmósfera que estimule la curiosidad y la exploración. El estudio no es algo connatural al niño. Necesita motivación y directrices.
A veces ocurre que algunos niños no emplean totalmente sus capacidades y a la hora de aprender presentan dificultades. - Hay niños con aprendizajes lentos en los que es importante descartar, en primer lugar, los impedimentos físicos (auditivos, visuales, hormonales..)
- Otras dificultades de aprendizaje surgen de problemas emocionales, pues ambos crecimientos, intelectual y emocional, están ligados entre si.
¿Cuál es la solución?
Lo primero que hay que hacer es encontrar las causas de las dificultades y luego poner la solución adecuada. Un estudio en profundidad reportará, al niño y a la familia, beneficios duraderos y tangibles:
- Mejora del rendimiento y los resultados escolares.
- Mejora de la autoestima.
- Motivación para las tareas y los nuevos retos.
- Aprender a valorar tiempo, esfuerzo y trabajo.
- Unas vacaciones tranquilas ¡qué importante es esto para toda la familia!
Sea cual sea la edad del niño, siempre es un buen momento para poderle ayudar. En este asunto, la ayuda del profesional puede suponer la diferencia entre encontrar o no solución a tiempo.